El jueves 20 de junio a las 20:51 horas UTC, (16:51 hora de Chile) se producirá el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Sur. Este solsticio es el momento del año en que nuestro hemisferio se encuentra más alejado del sol y por ello se produce el día más corto del año y la noche más larga. La naturaleza se recoge, y nos invita a una introspección relacionada con la muerte o el término de un ciclo para darle la bienvenida a uno nuevo.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y hacia el Sur y la existencia de los solsticios está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita. (23° 27′) Para todas las culturas ancestrales que habitaron el hemisferio sur este tiempo marca el inicio de un nuevo ciclo.
Los chilenos y los argentinos se reúnen en la fiesta de origen Mapuche We Tripantu o Año Nuevo Mapuche, que celebra el nacimiento, el momento en que la Tierra se prepara para un nuevo ciclo, y el sol lentamente empieza a retornar de su viaje.
En esta misma fecha en Bolivia, miles de personas se reúnen en el templo Kalasasaya de Tiahuanaco para festejar el Willka Kuti, que en Aimara significa “la vuelta o retorno del sol” y es el inicio del año en la cultura Aimara. La cultura occidental lo llama el Año Nuevo Andino Amazónico.
En Perú, también, se celebra el Inti Raymi o Fiesta del Sol, una ceremonia Inca que rinde homenaje al dios Sol, que coincide con la noche más larga del año y que marca el Año Nuevo en los Andes. Se celebra en las ruinas de Sacsayhuaman cerca de la ciudad de Cusco
La celebración de la Matariki ocurre desde el 20 hasta el 22 de junio y es considerada por los maoríes de Nueva Zelanda como la mitad de la temporada de invierno, y marca el comienzo del Año Nuevo Austral.
Es importante recordar que los equinoccios y los solsticios son los grandes marcapasos del año, los ejes a través de los cuales se puede sincronizar con los ritmos de la naturaleza y el cosmos. Esto nos brindan los solsticios, además de una conciencia de la danza continua de fuerzas, del cambio perenne y una relación de pertenencia entre el ser humano y el cosmos.
El Solsticio de Invierno marca el nacimiento de un ciclo de la naturaleza: el momento de sembrar las semillas y esperar que la tierra renueve sus energías. Tiempo de introspección, reflexión y de mirar hacia adentro. A partir del Solsticio de Invierno en nuestro Hemisferio Sur la noche irá disminuyendo diariamente en un minuto, lo que irá haciendo “crecer” el día en la misma proporción, hasta que el 22 de septiembre se equilibren estas dos fuerzas y se produzca el Equinoccio de Primavera.
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