
El viernes 20 de junio a las 22 42 horas de Chile (UTC – 4), se producirá el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Sur.
Este solsticio es el momento del año en que nuestro hemisferio se encuentra más alejado del sol y por ello se produce el día más corto del año y la noche más larga.
La naturaleza se recoge, y nos invita a una introspección relacionada con la muerte o el término de un ciclo para darle la bienvenida a uno nuevo.

A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve
hacia el Norte y hacia el Sur y la existencia de los solsticios
está provocada por la inclinación del eje de la Tierra
sobre el plano de su órbita. (23° 27′)
Para todas las culturas ancestrales que habitaron el hemisferio sur este tiempo marca el inicio de un nuevo ciclo
Los chilenos y los argentinos se reúnen en la fiesta de origen Mapuche We Tripantu o Año Nuevo Mapuche, que celebra el nacimiento, el momento en que la Tierra se prepara para un nuevo ciclo, y el sol lentamente empieza a retornar de su viaje.

En esta misma fecha en Bolivia, miles de personas se reúnen en el templo Kalasasaya de Tiahuanaco para festejar el Willka Kuti, que en Aimara significa “la vuelta o retorno del sol” y es el inicio del año en la cultura Aimara. La cultura occidental lo llama el Año Nuevo Andino Amazónico.

En Perú, también, se celebra el Inti Raymi o Fiesta del Sol, una ceremonia Inca que rinde homenaje al dios Sol, que coincide con la noche más larga del año y que marca el Año Nuevo en los Andes. Se celebra en las ruinas de Sacsayhuaman cerca de la ciudad de Cusco

La celebración de la Matariki ocurre desde el 20 hasta el 22 de junio y es considerada por los maoríes de Nueva Zelanda como la mitad de la temporada de invierno, y marca el comienzo del Año Nuevo Austral.

Es importante recordar que los equinoccios y los solsticios son los grandes marcapasos del año, los ejes a través de los cuales se puede sincronizar con los ritmos de la naturaleza y el cosmos.
Esto nos brindan los solsticios, además de una conciencia de la danza continua de fuerzas, del cambio perenne y una relación de pertenencia
entre el ser humano y el cosmos.

El Solsticio de Invierno marca el nacimiento de un ciclo de la naturaleza: el momento de sembrar las semillas y esperar que la tierra renueve sus energías.
Tiempo de introspección, reflexión y de mirar hacia adentro.
A partir del Solsticio de Invierno en nuestro Hemisferio Sur la noche irá disminuyendo diariamente en un minuto, lo que irá haciendo “crecer” el día en la misma proporción, hasta que el 22 de septiembre se equilibren estas dos fuerzas y se produzca el Equinoccio de Primavera.

| El simbolismo del Solsticio es clave. El Sol es el centro de nuestro sistema, fuente de toda la creación y vida, el eje alrededor del cual giran los demás aspectos del Cosmos. El Sol es el Astro Rey, por eso sus ciclos y movimientos inspiran el culto y la veneración desde el inicio de la civilización La historia del Sol para todos nosotros se trata de una sola historia, la única historia: la Luz que, desde el espacio, llega a nuestro Planeta Tierra y crea el Tiempo y la Vida. En este sentido, cada Equinoccio y cada Solsticio son momentos muy importantes porque experimentamos un punto de inflexión en el ciclo de la luz solar. Son los grandes hitos en el movimiento del Sol en relación a la Tierra, y es por eso que alrededor de estas fechas naturalmente se congregan una gran cantidad de celebraciones religiosas, ricas en símbolos y cultos, que nos recuerdan que somos hijos del Gran Creador : el Sol. La observación del Sol como máximo emblema de la Creación, revela leyes esenciales de la vida. Un tiempo para sembrar, un tiempo para cosechar, un tiempo para reunir, un tiempo para el descanso; tiempos donde había más energía, tiempos donde era menester conservar esta energía. El Tiempo es ritmo para estar en armonía con el principio del Cosmos, la manifestación del poder de la luz del Sol. |

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